¿Cómo conecto con mi adolescente?
3 Requisitos Indispensables

Durante la etapa de la adolescencia ocurren tantos cambios en el cerebro y en las maneras de socializar de los jóvenes que comunicarse con ellos y ellas, a menudo representa un gran reto. Si eres padre o madre de un adolescente, seguramente alguna vez has dicho: “Ya no sé en qué idioma decírselo”; “Los muchachitos de hoy día hablan otro lenguaje”; “Ya no sé qué más hacer con esta muchacha. Se encierra en su cuarto y no me habla”.

Aquí te presentamos 3 principios que te ayudarán, no sólo a hablar con tu adolescente sino, a conectar mejor con él o ella.  Te invitamos a conectar con tu hijo o hija adolescente siguiendo estos tres principios básicos que fomentan la comunicación y el respeto entre los miembros de la unidad familiar. Estos principios son: la empatía, la curiosidad y el no juicio. Son requisitos fundamentales para conectar con ellos y ellas. Si los aplicas en todo momento te van a servir para conectar y conversar desde los temas más sencillos hasta los más complejos.

EMPATÍA

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El primer principio es la empatía, definida según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) como: “la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo”. 

En arroz y habichuelas, ser empáticos es ponernos en los zapatos de la otra persona. En cuanto a la crianza de los adolescentes y nuestro rol como madres, padres y cuidadores, la empatía es una invitación a ponernos en los zapatos de ellos. Pero, ¿cómo lo hacemos si nuestra adolescencia fue hace 15, 20, 30 años atrás? Para ser empáticos con nuestros adolescentes, no debemos hacerlo desde nuestra historia actual. Debemos remontarnos a lo que sentíamos cuando éramos adolescentes.

Debemos recordar las frustraciones que sentíamos, los sueños que teníamos, esos primeros amores, la relación con nuestros padres, con nuestros amigos, en fin: todo lo que era importante para nosotros en esas edades. Antes de poder conectar con el adolescente que tenemos en casa, es indispensable que conectemos con el adolescente que fuimos hace muchos años atrás. Tómate unos minutos, remóntate a tu adolescencia y trata de recordar estos detalles.

Pregúntate: ¿Cómo te hubiera gustado que te trataran tus padres? ¿Qué cosas no comprendían? ¿Qué te hubiera gustado que te dijeran? La empatía es uno de los valores humanos más altos y como principio de crianza, es una actitud positiva que te va a permitir establecer relaciones más saludables y por tanto, conectar mejor con tu adolescente.  

CURIOSIDAD

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El segundo principio para conectar con nuestros adolescentes es la curiosidad, definida como: “ese deseo de saber o averiguar una cosa que se desconoce o se sabe muy poco; es un comportamiento natural humano en el que solemos explorar, investigar y aprender”. ¿Recuerdas cuando tus adolescentes eran más pequeños y no paraban de hacer preguntas? “¿Y por qué?”, “¿Ya llegamos?” “¿Cuánto falta?”  “¿Qué es aquello?” Este principio nos invita a ser curiosos y curiosas nuevamente.

Atrévete a prestarle atención a lo que tu adolescente le llama la atención, aunque sea algo remoto o desconocido para ti. Por ejemplo: un videojuego, una serie, un nuevo ‘trend’ en TikTok o YouTube, un concepto en ‘spanglish’ que usa a menudo, el significado de los emojis que usan con sus amigos. Sintamos verdadera curiosidad por querer conocer los artistas o celebridades que siguen en las redes, las películas que les llaman la atención, las modas que los entusiasman, las amistades que son importantes para ellos y ellas, sus clases favoritas, lo que prefieren comer. Es una invitación a dejarnos llevar para conocer su mundo y por momentos dejarnos enseñar y que sean ellos y ellas nuestros maestros modernos. Esto te ayudará a establecer conversaciones que son interesantes para ellos y ellas. Alguna vez has dicho: “Esta muchachita se cree que se las sabe todas”. “Este nene se cree que sabe más que yo”. Pues sí, ellos saben de cosas que nosotros no sabemos. No hay mejor manera de conectar con un adolescente que dejando que él o ella te expliquen algo y escucharlos con verdadera curiosidad y sin juzgarlos. Esta actitud te abre la puerta al tercer principio que debes abrazar: 

El NO JUICIO

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Mantener una actitud de escucha abierta significa prestar atención con todo nuestro cuerpo y nuestros sentidos. La actitud del no juicio nos va a permitir dejarle saber a nuestro adolescente que nos interesa lo que nos dice, que lo queremos entender y que deseamos acompañarlo en esta etapa por la que nosotros y nosotras también atravesamos. Si establecemos una comunicación sin juicio estaremos más atentos a escuchar, comprender y entender antes de emitir una opinión. Al escuchar a nuestros adolescentes evitemos decir: “En mi época no era así.” “Yo no entiendo las modas de hoy día.” Por supuesto que en tu época no era así. Todo cambia y cada generación trae consigo sus propias formas de ver la vida y hacer sentido de ella. 

Cuando tu adolescente te cuente algo que haya pasado en la escuela, en las redes sociales o algo que le haya pasado a ellos o a alguna amiga, evita alarmarte o exasperarte. Sabemos que es común sentirte alarmado por algunas situaciones que te cuentan. Sin embargo, cuando te muestras demasiado sorprendido o te exasperas, tu adolescente se asusta un poco porque se siente juzgado y la comunicación se corta. Lo ideal es que dejes que te cuenten lo más posible. No los interrumpas cuando te están haciendo una historia. Deja que te hablen por el mayor tiempo posible. Escucha con empatía y curiosidad. No empieces a hacerle preguntas hasta que terminen hablar. Puedes simplemente decirles: “Qué interesante eso que me cuentas. Cuéntame bien cómo fue”.  No siempre podrás profundizar en esa historia que te cuentan ese mismo día. A veces es mejor decirles al día siguiente: “Oye, me quedé pensando en lo que me contaste ayer.” “Me interesa saber tu opinión, me explicas un poco más sobre eso.” “¿Me puedes explicar mejor esto que me acabas de decir?” “¿Qué sentiste cuando pasó X o Y cosa?”. 

Esta invitación a establecer una actitud de no juicio no es una invitación a olvidar y negar nuestras convicciones y manera de pensar, sino de darnos la oportunidad de que nuestras ideas y las ideas de nuestros hijos e hijas co-existan amablemente en ese momento de conversación. Que ambas partes se sientan cómodas compartiendo sus ideas y motivaciones, sin sentirse ignorados, humillados o menos importantes por pensar diferente. 

Ahora repítelo como un mantra: Empatía, curiosidad y no juicio. Son los tres principios indispensables para conectar con el adolescente que tienes en tu casa y con el adolescente que una vez fuiste y que aún habita en ti.

Por: Dra Edna Acosta Pérez - Psicóloga Social Comunitaria - Directora del Proyecto PROSa (Puerto Rico en Optima Salud)

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