El sexo y la sexualidad han sido temas tabú a lo largo de la historia. Sin embargo, hay culturas y grupos sociales donde se habla sobre estos temas de manera más abierta. Está comprobado que tener conversaciones informadas y educadas sobre sexo y sexualidad protegen a nuestros hijos e hijas de muchas maneras.
Muchas veces pensamos que hablar sobre salud sexual es solo hablar sobre lo relacionado al acto sexual. Sin embargo, la sexualidad abarca mucho más que esto. Primero, conozcamos cómo se define la sexualidad humana. La sexualidad humana se define como: aquella parte del desarrollo natural humano a través de cada etapa de la vida. Esta incluye componentes físicos, psicológicos y sociales. Es decir, la sexualidad es bio-psico-social y su expresión es completamente natural y esperada.
La gran pregunta para muchos padres y madres es: “¿cómo comenzar a dialogar del tema con mis hijos?” Antes que todo, entender las etapas desarrollo de la sexualidad en niños, niñas y adolescentes es esencial para brindar una educación sexual apropiada y adaptada a cada edad. Por ejemplo, en ocasiones cuando son pequeñitos y se están bañando, comienzan a explorar sus cuerpos y las sensaciones que les provoca. Comienza así en la temprana infancia una curiosidad que es importante validar y reconocer. Recuerda cuando tu mamá o tu papá te decían, “esas son tus partes privadas”. Te decían que eran privadas, precisamente porque no las podía tocar cualquier persona, solo mamá o papá a la hora de bañarte o algún médico si te llevaban a hacer un chequeo, siempre en presencia de mamá o papá.Enseñar a nuestros hijos desde la temprana infancia (3-5 años) a identificar sus partes privadas con el nombre correcto (pene, vulva, vagina), nos ayuda a hacerlos más consientes sobre sus propios cuerpos, los límites que deben tener otras personas al acercarse a ellos e incluso, nos ayuda a introducir el tema del consentimiento más adelante en la adolescencia.
Por eso, la educación sexual no debe ser vista como una sola conversación que se tiene durante la adolescencia, sino como una serie de conversaciones. Es importante estar preparados para sostener distintas conversaciones con los hijos e hijas desde la temprana infancia hasta la juventud. Estas conversaciones deben ser ajustadas, según la etapa de desarrollo en la que se encuentren.
Hablar o no hablar de la sexualidad lleva un mensaje a nuestros jóvenes. Las personas significativas en nuestras vidas que influyen en la formación de ideas, actitudes y valores en temas sociales, ideológicos o escolares, también lo hacen en el desarrollo de la sexualidad (Muñoz y Revenga, 2005). Por tanto, ¿cuál es el mensaje que queremos promover? ¿Cómo dialogar sobre la sexualidad y lograr que nuestros jóvenes nos escuchen y tengan la confianza de comunicarnos sus preguntas e inquietudes? No olvidemos que la principal vía de información es nuestra conducta, las actitudes hacia nosotros mismos y los demás que nuestros jóvenes observan. Somos modelos para nuestros hijos e hijas.
Para ayudar a comprender si estamos receptivos al tema, antes de comenzar a hablar con ellos y ellas, nos podemos preguntar:
-¿Soy una persona que puedo validar la curiosidad?
-Puedo tener empatía acerca de un tema que me están compartiendo y ponerme en sus zapatos pensando en las pregunats que yo tenía cuando era un niño o una adolescente?
-¿Puedo escuchar sus preguntas con una actitud de no juicio?
En adición, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cómo nos hubiese gustado recibir información sobre sexualidad y salud sexual durante nuestra infancia y adolescencia? Pensemos por un instante cómo fue nuestra juventud, cómo y quienes nos comunicaron ideas, actitudes e información acerca de la sexualidad. Se comprueba que no solo en nuestro hogar recibimos y percibimos información de sexualidad, sino que a su vez, los medios de comunicación, los pares, la iglesia, la escuela y las redes sociales nos brindan información de sexualidad. Numerosos estudios revelan que los jóvenes desearían haber recibido información de sexualidad durante su desarrollo.
Te compartimos, algunas alternativas para comenzar estos diálogos sobre sexualidad de maneras formales e informales con nuestros jóvenes.
1. Aprovecha momentos claves para dialogar sobre el tema. Cuando experimentan cambios físicos, cuando ocurre alguna situación en la escuela o comunidad, cuando comparten viendo películas, series, noticias, escuchando música, noticias de interés, entre otros momentos de la vida cotidiana. Utiliza esas situaciones como excusa para ponerles el tema.
2.Valida su curiosidad. Desde temprana edad, ya sea durante un baño a un niño de 3 o 4 años, responde sus inquietudes sobre sus genitales, su cuerpo y las preguntas sobre las sensaciones que siente al tocarse. Valida cada pregunta según crezca tu hijo o hija. Puede que tengan preguntas sencillas y otras más complejas sobre aspectos físicos y/o emocionales de la sexualidad. Es natural que no siempre tengas la respuesta o que te sientas incómodo respondiéndole en ese momento. Sin embargo, valida su curiosidad y déjale saber que ese un tema interesante del que te gustaría que conversaran en los próximos días. Luego, infórmate lo antes posible sobre el tema con fuentes fiables, consulta a algún profesional y tráeles el tema lo antes posible. Le puedes decir que tú también tenías esa curiosidad cuando tenías su edad.
3. Trata de no emitir un juicio sobre la información, pregunta o inquietud que te comparte tu hijo o hija. Escucha activamente, respira profundo y hazlo sentir cómodo. Puedes decirle que su pregunta te tomó por sorpresa pero que te alegra muchísimo que tenga la confianza para hacértela. Luego, puedes preguntarle en tono amable y sosegado: ¿Qué es lo sabes o has escuchado sobre el tema? Debes mencionarle que no le preguntas para juzgarle o regañarle sino, para asegurarte de que tenga la información correcta. Así, tienes un panorama más claro y puedes responder de forma más acertada. Puedes refrasear la pregunta que te hizo para asegurarte de haber entendido bien su pregunta. Así, les muestras con tu ejemplo un estilo de comunicación en el que no emites juicio ni reaccionas a priori.
4. Practica la confidencialidad. Cuida con quién compartes la información, dudas o preguntas que te dice tu hijo. Si comentas abiertamente sus dudas o inquietudes y se entera, cortará la comunicación, confianza y credibilidad.
Las investigaciones han demostrado que cuando los padres, madres y/o encargados proveen a sus adolescentes educación sexual adecuada redunda en múltiples beneficios. Aquí algunos de estos beneficios:
· Reduce las agresiones sexuales
· Se respetan los acuerdos y el consentimiento
· Toma de decisiones planificadas sobre reproducción
· Mayor disfrute de la sexualidad
· Mayor probabilidad de tener hijos o hijas saludables al nacer
· Se fortalecen destrezas en la toma de decisiones
· Acceso a servicios de prevención y tratamiento
· Reducción de riesgo de infecciones de transmisión sexual
Te exhortamos a poner en práctica estas recomendaciones con tus hijos. Si eres abuelo o abuela, también puedes conversar sobre estos temas. Que la diferencia generacional nunca sea una barrera para conversar abiertamente con tu adolescente más querido.
Por: Massiel Muñiz Caraballo, MA
Educadora Certificada en Sexualidad
Asesora Técnica del Proyecto PROSa
(Puerto Rico en Optima Salud)
Referencias:
Muñoz, M. A. y Revenga, M. (2005). Aprendizaje Y Educación Afectivo – Sexual : Una Revisión De Los Planteamientos Iniciales. Revista Galego-Portuguesa de Psicoloxía E Educación, 12(10), 45–56.
NOTA: Este artículo fue publicado originalmente en el Blog de salud mental “Es Mental” en noviembre 15 de 2022 https://www.esmental.com/como-hablar-de-sexo-con-nuestros-hijos-e-hijas/ y editado el 10 de abril de 2023.